En nuestro viaje a Estados Unidos en febrero de 2007 tuvimos la oportunidad de dormir en el mismísimo Gran Cañón, en un hotel del Village en el South Rim, la parte que está abierta en esa época del año, ya que el North Rim se encuentra cubierto de nieve e intransitable. Son las ventajas que tiene poder viajar en ese tipo de épocas, mucho más barato y con habitaciones disponibles, algo imposible en verano salvo que reserves con un año de antelación. Así que después de llegar por la noche de Monument Valley, cenamos y nos fuimos a dormir para madrugar, ver la salida del sol y dirigirnos al aeródromo de Grand Canyon.
Una vez en el aeródromo (donde aterrizan las avionetas que vienen de Las Vegas para hacer las excursiones de un día) nos dirigimos a una de las oficinas donde se contrataban los vuelos en helicóptero, Papillon Helicopters, y nos enteramos de cómo funcionaba el tema. Había dos tipos de viaje (media hora o cincuenta minutos) y evidentemente cambiaba el precio. Pero una vez allí había que volcarse, así que nos decidimos por la vuelta larga, que se llamaba 230 dólares por cabeza. Un día es un día, y nos imaginábamos que merecía la pena. Todo un acierto. El mejor dinero invertido en uno de nuestros viajes.
El vuelo te permite disfrutar de unas vistas increíbles. Abajo, muy abajo, transcurre el río Colorado marcando unas curvas impresionantes, imagen de lo que ha horadado con el paso del tiempo en las tremendas paredes que han quedado a ambos lados del caudal. Lo mejor es observar el álbum de fotos que acompaña, porque hablan con más claridad de lo que decimos y que tan difícil es de explicar con palabras.
Ahí va un álbum espectacular:
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Una experiencia inigualable: volar sobre el Grand Canyon |
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