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lunes, 16 de mayo de 2011

Monte Rushmore, el paraíso del patriota


En Dakota del Sur se alza uno de los símbolos más reconocibles de Estados Unidos: el Monte Rushmore. Sí, las cabezas de los cuatro presidentes (George Washington, Thomas Jefferson, Theodore Roosevelt y Abraham Lincoln), ésas que tantas y tantas veces hemos visto en la televisión. En el centro del país, el Parque Memorial Mount Rushmore se convierte en uno de los lugares de peregrinaje de millones de estadounidenses que acuden en masa al lugar para reafirmar su condición de patriotas y rendir homenaje a cuatro de los referentes de los 150 primeros años de existencia de su nación.



El lugar, como todos los parques y recintos nacionales en EE.UU., es un ejemplo de organización y cuidado. Parkings amplios, multitud de recintos con cafeterías, souvenirs, información y servicios, zonas para descansar y multitud de lugares para inmortalizar el monumento, rutas a pie que bordean el monte de fácil acceso... Hay que reconocer que el precio de la entrada está justificado.



Ya desde las primeras curvas de acceso al Memorial se observa en la lejanía el objetivo de nuestra excursión. Imponente. Una vez dentro cualquier rincón ofrece una curiosa imagen con los 4 presidentes al fondo digna de ser inmortalizada. Banderas y nativos indios completan un ambiente muy adecuado para la visita. Además de disfrutar del monumento desde un observatorio construido para tal efecto, puedes recorrer una bonita senda alrededor de la montaña desde la cual realizar mil y una fotos desde diferentes perspectivas. El paseo, de unos 45 minutos (depende del paso y el número de paradas para fotografiar), resulta muy interesante.



También puedes entender un poco más de los 14 años que llevó construir este reconocimiento al primer siglo y medio de historia estadounidense en un museo con réplicas de los 4 bustos, fotografías antiguas, gráficos de los trabajos y muchos detalles más que sirven para comprender la magnitud de la obra.



Como el ticket es válido para todo el día, decidimos visitar las Black Hills, zona donde se encuentra el Monte Rushmore y que merece una jornada para disfrutar de sus diferentes formaciones rocosas y su vegetación, y volver por la noche, ya que al anochecer realizan un espectáculo audiovisual que merece mucho la pena. Es el momento de la exaltación patriótica, con las caras de los presidentes iluminadas en la oscuridad. Varios miembros de diferentes cuerpos de seguridad y militares de los Estados Unidos realizan un homenaje a la bandera de las barras y estrellas en el que el público enfervorizado, canta con entusiasmo el himno estadounidense y una canción, 'America, The Beautiful', que rivaliza con el propio himno nacional en solemnidad y patriotismo.

Hay que reconocer que no deja indiferente ver esos rostros emocionados entonando sus canciones y en algunos casos poblados de lágrimas. Toda una experiencia...


Ahí os dejamos un álbum con más instantáneas:
Monte Rushmore, el paraíso del patriota

miércoles, 17 de marzo de 2010

El atascazo de los bisontes


He de reconocer que viviendo en Madrid ya debería estar acostumbrado a los atascos, pero cuando estoy de vacaciones admito que me saca de mis casillas perder el tiempo parado metido en un coche. Pero si encima lo pierdo estando en unos de los parajes más maravillosos que hemos visitado, el cabreo se multiplica por cien. Esto es lo que me ocurrió el primer día de nuestra visita en agosto de 2009 al Parque Nacional más espectacular y grandioso de los que hemos visitado, Yellowstone, sólo comparable con el Gran Cañón de Colorado.


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Recorríamos los aproximadamente 80 kilómetros que separan Cody, la patria chica de Buffalo Bill, de una de las entradas al parque a primera hora del día. Nuestro plan de visita para esta primera jornada era muy ambicioso e incluía regresar a tiempo de ver por la noche un espectáculo muy del oeste: un rodeo (manda narices que pocos meses después los vaqueros se desplazaran a Madrid, donde repetimos).



Así que no convenía perder mucho tiempo. Pero de repente surgió lo inesperado. Aunque en el parque no se pueden superar las 50 millas por hora, el ritmo de los vehículos que nos precedían disminuía alarmantemente hasta detenerse por completo. Una parada momentánea, pensamos. Craso error. Pasaban los minutos y ahí no se movía nadie. Empezamos a impacientarnos. Caravanas hay muchas en esta parte de Estados Unidos, pero un atasco era lo último que pensábamos encontrarnos en medio de la naturaleza más salvaje.



Los ocupantes de otros coches se bajaban de sus vehículos y miraban al horizonte sin encontrar el motivo del atasco. Nosotros tratábamos de observar a lo lejos el responsable de este caos sin éxito. ¿Un accidente? ¿Un desprendimiento? Nos estaban tirando por tierra todas las previsiones. Poco a poco avanzábamos algún metro mientras en el carril contrario de vez en cuando cruzaba algún vehículo, por lo que descartamos el derrumbe como causa de este desastre. Tras casi una hora avanzando a cuentagotas, al girar en una curva encontramos el motivo del colapso: bisontes.


Estos animales campaban a sus anchas por los lados de la carretera mientras los domingueros de turno paraban sus vehículos en  mitad del camino taponando al resto para sacar fotos, grabar en vídeo, lanzar gritos a los animales... Y así un coche tras otro. Reconozco que, como ya habíamos visto de cerca a estos animalitos en las Badlands en Dakota del Sur el año anterior, no nos llamaban tanto la atención, pero aunque fuera la primera vez que los veíamos, era la leche la parsimonia con la que los turistas se tomaban el asunto. Vamos, que aún podíamos estar ahí. Nos encanta disfrutar de la naturaleza, pero sin aguantar un atasco más propio de la M-30 en hora punta.


Ahí os dejamos un álbum de fotos:
El atascazo de los bisontes

miércoles, 24 de febrero de 2010

Devils Tower, un monolito extraterrestre

Wyoming cuenta con uno de los monumentos naturales más conocidos de todos los Estados Unidos. Se trata de Devils Tower y, aunque para muchos no significará nada, basta con recordar una película de Steven Spielberg para que todos los que la hayan visto se acuerden de este espectáculo de la naturaleza. Se trata de la reconocida 'Encuentros en la tercera fase' y el monumento en cuestión es un tremendo monolito vertical en el que las naves extraterrestres se citaban para su invasión del planeta.

Al margen de su fama en el cine, Devils Tower es un monumento nacional al que llegamos tras conducir unas tres horas desde Rapid City, una de las ciudades más destacadas del vecino estado de Dakota del Sur. El montículo surge esplendoroso a lo lejos y lo vas observando a lo largo de las numerosas millas que te separan de él desde que lo ves en el horizonte.

Hay que reconocer que cuesta acercarse hasta el lugar porque está en medio de la nada, a una distancia prudencial de pueblos de más o menos fama como Sturgis, que organiza una concentración de motos que llega a reunir a medio millón de Harleys Davidson, o Deadwood, una mezcla de pueblo del salvaje oeste y de ciudad dedicada al juego al estilo de Reno. Pero una vez que superas las dudas, la decisión de acercarte hasta aquí merece la pena.


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El monolito es sencillamente espectacular y, tras seguir un recorrido de unas dos horas que lo bordea, consigues hacerte una idea de sus dimensiones, observándolo desde todos los ángulos imaginables. Además es un lugar idílico para los escaladores, que se enfrentan a uno de los grandes retos de su disciplina deportiva. De hecho pudimos observar a un par de ellos en pleno ascenso a la cumbre.

El día fue ideal para observar la grandeza del Devils Tower y también ayudó que no hubiera platillos volantes sobrevolándolo.


Ahí os dejo el correspondiente álbum de fotos:
Devils Tower, un monolito extraterrestre