Al margen de su fama en el cine, Devils Tower es un monumento nacional al que llegamos tras conducir unas tres horas desde Rapid City, una de las ciudades más destacadas del vecino estado de Dakota del Sur. El montículo surge esplendoroso a lo lejos y lo vas observando a lo largo de las numerosas millas que te separan de él desde que lo ves en el horizonte.
Hay que reconocer que cuesta acercarse hasta el lugar porque está en medio de la nada, a una distancia prudencial de pueblos de más o menos fama como Sturgis, que organiza una concentración de motos que llega a reunir a medio millón de Harleys Davidson, o Deadwood, una mezcla de pueblo del salvaje oeste y de ciudad dedicada al juego al estilo de Reno. Pero una vez que superas las dudas, la decisión de acercarte hasta aquí merece la pena.
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El monolito es sencillamente espectacular y, tras seguir un recorrido de unas dos horas que lo bordea, consigues hacerte una idea de sus dimensiones, observándolo desde todos los ángulos imaginables. Además es un lugar idílico para los escaladores, que se enfrentan a uno de los grandes retos de su disciplina deportiva. De hecho pudimos observar a un par de ellos en pleno ascenso a la cumbre.
El día fue ideal para observar la grandeza del Devils Tower y también ayudó que no hubiera platillos volantes sobrevolándolo.
Ahí os dejo el correspondiente álbum de fotos:
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Devils Tower, un monolito extraterrestre |
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