sábado, 13 de febrero de 2010

Pero qué lleva esta gente encima

Como ya estábamos hartos de comida china, decidimos tirarnos de cabeza a la gastronomía occidental y visitar el Hard Rock de Beijing, que siempre te saca de un apuro. Después de una hora de reloj en un taxi que nos costó como tres minutos de recorrido en Madrid, llegamos al local de la famosa cadena de origen inglés. Y nos encontramos este recibimiento a la entrada: "No se permiten drogas ni armas nucleares". Toma ya. Lo que sí se permitía era la presencia de numerosas chicas en busca de occidentales, y no doy más detalles, que le conferían al lugar un ambiente más propio de Bangkok que de la capital de la otrora comunista China.

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